Por Alejandro De Simone.

Al momento en que una organización pretende mejorar su perfomance (ser más rentable en forma sustentable), se tiende a creer que los problemas se encuentran en algún sector, y ahí el concepto de productividad comienza a tomar dimensión. Dicho concepto es fantástico pero generalmente está vinculado a algún proceso de la empresa. Pensar en productividad nos acerca a creer que resolviéndolos de manera individual nos permitirá resolver el todo.

Si tu empresa presenta dificultades, puede ser que existan fallas en algún departamento, sector o proceso. Lo importante es que las diferentes soluciones que puedas evaluar, deben ser dimensionadas considerando a la empresa como un todo, y no solo lo que resulte de ese proceso en cuestión.

El error más común

Cometemos un error al pensar que la mejora de un sector siempre contribuye a mejorar los resultados de la empresa. Muchas veces se llama a los consultores indicándoles lo que se debe resolver, esperando que la optimización de una sola parte de la empresa brinde los resultados esperados. Así, lo que generalmente se logra, es mejorar la productividad de algún recurso solamente, o de una combinación de recursos. Corregimos una parte y el resto no se alinea; nos quedamos a mitad de camino.

Cuán acertados están los japoneses cuando presentan la idea de que optimizar las partes no siempre da lugar a mejorar el todo. Lo anterior nos lleva a pensar que debemos modelizar el funcionamiento de una organización y optimizarla como un todo, esto es como un conjunto de procesos con entradas y salidas que se vinculan entre si.

Ejemplo: ¿de qué sirve mejorar mis ventas sino puedo abastecer la demanda? ¿De qué sirve cambiar el perfil de las personas que trabajan en un departamento, si después no se armonizan con el resto del personal?

Si lo entendemos así, pensaremos a la empresa como un sistema complejo integrado por personas con distintos intereses y necesidades, ante un entorno que se modifica diariamente. No es posible gestionar dando indicaciones diferentes todos los días y es así como gestionan las PYMEs, pasando a ser una tarea desgastante y centralizada en uno o por pocos.

La norma de calidad no alzanza

Una alternativa habitual, para resolver lo anterior, es pensar en certificar una norma de calidad. El problema aquí es creer que, por cumplir ciertos requisitos y poseer un certificado, la empresa pasará a una posición de mayor categoría. Esto nunca se logrará si las autoridades de la compañía no se involucran. Las estadísticas de SOCIS indican que la mayoría de las empresas implementan un sistema de gestión solo porque se ven obligadas. ¿Como serán los resultados entonces?

El éxito de la implementación estará dado por el involucramiento de las autoridades en el proceso de certificación y que entiendan la empresa como un sistema, y no como un conjunto de procesos o funciones departamentales aislados.

Lamento decir que con la participación de las autoridades nos es suficiente.

SOCIS ha desarrollado una estrategia que conduce al éxito. Siempre nos enfrentamos a una serie de circunstancias que deben ser superadas, y por ello las tratamos antes de comenzar con el proceso de certificación.

Alejandro De Simone
Director de SOCIS Consultores.
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